martes, 21 de diciembre de 2010

Marisela Escobedo

Fuente: Excelsior

Sólo encontró indolencia y negligencia de las autoridades del estado de Chihuahua.

Jesús Ortega Martínez

El 29 de agosto de 2008 comenzó la pesadilla de Marisela Escobedo. Ese fue el último día que vio con vida a su hija Rubí, de 16 años.
Desde la desaparición de la menor, sólo encontró indolencia y negligencia de las autoridades del estado de Chihuahua. En un principio, la Procuraduría de Justicia del estado inicialmente ni siquiera quiso aceptar la denuncia por la desaparición de la joven de 16 años: “Desde el día que fui a denunciar su desaparición lo único que hicieron fue regañarme, me dijeron que el número de queja era el 0709 y me dieron unas hojas con los datos de Rubí para distribuirlas”, relató.
Convertida en investigadora, Marisela aportó datos y testimonios, ante esto, la autoridad ministerial no tuvo otra opción más que iniciar un proceso plagado de fallas e inconsistencias que llevó a la detención y consignación del responsable. Así, dos años después de que Rubí perdiera la vida, el homicida confeso fue juzgado y absuelto.
Ante la absolución e inmediata liberación del asesino, la señora Escobedo encabezó una batalla legal junto con una movilización ciudadana en busca de justicia. Gracias a ello logró que el caso se presentara en una segunda instancia, en donde se sentenció a 50 años de prisión al homicida, el cual, gracias a la falta de previsión de las autoridades estatales, logró huir para evadir su responsabilidad penal.
Con sus escasos recursos, Marisela se dio a la tarea de rastrear al criminal, recorriendo el país, llegando inclusive al extranjero. Paralelamente, continuó ejerciendo sus derechos civiles, recurriendo a la manifestación pública como medida para denunciar la impunidad.
Durante meses, encabezó diversas marchas y protestas las cuales fueron respaldadas por organismos locales, nacionales e internacionales de defensa de los derechos humanos. Su activismo no se circunscribía al ámbito local exclusivamente. En julio del presente año, junto con otras 30 madres instalaron un campamento en el Hemiciclo a Juárez de la Ciudad de México, se reunieron con funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR) y acudieron a la residencia oficial de Los Pinos a entregar una carta dirigida a Felipe Calderón para informarle de la situación.
A principios de diciembre de este año, la madre de Rubí se plantó de manera definitiva en la Plaza Hidalgo de la ciudad de Chihuahua, a las afueras del Palacio de Gobierno local exigiendo justicia, inclusive anunció que continuaría con su protesta de manera indefinida.
Desgraciadamente, la voz de Marisela fue silenciada con un disparo en la cabeza mientras realizaba su protesta.
Resulta indignante que, a pesar de las amenazas que recibía constantemente, debido al trabajo de investigación y persecución del delito que ella hacía por su cuenta, ninguna autoridad, de ningún nivel, le brindó protección alguna.
Estamos frente a una tragedia, ante la expresión máxima de un Estado fallido, incapaz de salvaguardar los derechos más esenciales de las personas, en especial de las mujeres y de las víctimas del delito.
Ante esto, el gobernador debería presentar de forma inmediata su renuncia al cargo, pues con este caso está demostrado que no es capaz de salvaguardar la seguridad de las y los ciudadanos.
        *Presidente nacional del PRD
            ortegamartinezjesus@hotmail.com
2010-12-21 05:00:00

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